jueves, 16 de diciembre de 2010

Praga [2o día]

Ese día a pesar de que dormí bien me desperté temprano, sobre las 6 y algo de la mañana, justo cuando estaba amaneciendo. Pensé en no molestar a los demás, sabiendo que no habían dormido mucho la noche anterior por los nervios y eso, así que me quedé asomada a la ventana viendo como las casas de enfrente iban siendo iluminadas por la luz del sol. Por las mañanas hacia algo de fresquito -también era culpa del maldito aire acondicionado- pero la verdad es que el buen tiempo acompañó los dias que estuve.

El desayuno empieza muy temprano. Era variado -vamos, que habia muchas cosas- pero repetían a diario. No podían faltar las salchichas.

No teníamos bien bien una clara idea de lo que íbamos a hacer ese día, por lo que nos propusimos i'nspeccionar el terreno' y buscar sitios para comer, comprar y ubicar bien las cosas en el mapa. (de hecho habiamos conseguido tan poca buena info que sabíamos que existían cosas pero no bien bien dónde estaban, aunque eso una vez allí es tarea fácil =D)

En la zona próxima al hotel se encuentran muchas de las embajadas de otros paises -salvo la española, que creo que queda algo lejos de ahí- Así que no paré de jugar a las banderas conforme caminaba.

Embajada española en Praha
Badeniho, 4
Praha 7, 17000
Metro: Hradcanskâ

En cuanto a los tranvías, antes de que se me olvide. Resulta que hay uno que es el núm. 91, conocido también como el tranvía nostálgico. No tuvimos suerte de enterarnos antes, y es que resulta que sólo lo utilizan los fines de semana o días festivos. Y normalmente de abril a noviembre. Son datos curiosos, los tendré en cuenta si vuelvo a ir algún día a la ciudad.

Otro detalle a tener en cuenta es todo lo que puedes encontrar en las tiendas de souvenirs sobre la época comunista. Desde máscaras, camisetas, uniformes militares y sombreros, etc. Bastante interesante perderse un rato investigando esas cosas.

Ese día acabamos en unos jardines en los que se estaba celebrando una boda. La verdad es que eran muy bonitos pero no nos apeteció ponernos bajo el sol a verlo y ni siquiera le hice fotos pensando que volvería. Cosa que no hice por falta de tiempo.... [Jardín Vrtbovská, con su correspondiente palacio al que no se si se entra :S]

Después de estar poco rato por las calles de Praga me di cuenta de que pocos son los edificios del centro –si es que hay alguno- que no sea llamativo y merecedor de quedarte parado escudriñando en su fachada, puerta, etc. Dimos una vuelta y volvimos al puente, el que por el momento sólo habíamos visto de noche. De día se vuelve una vía completamente transitada –bueno, y de noche, ya sea por lo céntrico, como por las esculturas, la música o las vistas. Es sobre las 8 de la mañana cuando pintores ya han montado sus mini-puestos a ambos lados del puente, haciéndote mucho más ameno el recorrido de una punta a otra.

Desde Na Kampê hasta la zona de Staré Mêsto (el simbolito que le pongo a la “e” en checo va hacia abajo, como una pequeña “v”. Y el “accento” no ejerce como tal, por lo tanto no se dice algo así como “estaré”. Sería algo así como “Estaree Miesto”), atravesando el puente nos encontramos con dos cosas que atraen la atención de los turistas. Si lo piensas bien es una tontería, pero son detalles que te hacen creer que volverás al sitio en el que ése momento estás: en este caso Praga.

Si en Barcelona tenemos beber agua de canaletas, en Roma beber agua de la Fontana di Trevi… aquí, según tenía entendido, hay un perro, una mujer y un santo, que si los tocas te harán volver a Praga. Luego, poniendo la antena hacia una guía que pasaba que hablaba español –a su manera- comentó una cosa acerca del santo San Juan de Nepomuceno que me pareció más adecuada. Resulta que este hombre defendió hasta la muerte los secretos que le había confesado la reina de Bohemia antes de morir. Fue torturado, etc, etc, y lo acabaron lanzando al río, donde murió ahogado. Justo donde fue tirado hay una cruz y una pequeña verja con un santo, que simboliza la fidelidad. Si recordamos el perro y la mujer vamos a lo mismo. El perro ya de por si es un símbolo de fidelidad. La mujer, según la imagen, parece ser la del hombre santo al que tiraron al río –eso parece, yo de eso ya si que no tengo ni idea-, la cual ve el acto desde una de las orillas, fiel hasta el último momento. Por lo que, si se toca algo así, la protección es sobre la fidelidad. Que luego ya interpretes que Praga te será fiel y te hará volver o tú le serás fiel y volverás ya es otra historia. Yo lo que se es que cada vez que pasaba por su lado y no había nadie les metía mano. (si, por mal que suene xD). Como dato de interés: "Desde 1758 es Patrón del Real y Glorioso Cuerpo de Infanteria de Marina de España, la más antigua del mundo." y, por muy irónico que suene, en Bohemia es "protector contra las calumnias e inundaciones."

Eso sí, música por todos lados. En el mismo puente nos encontramos con un grupo, la noche anterior al salir nos habíamos topado con una fiesta en un bar, con gente bailando y alzando sus cervezas mientras cantaban juntos a la orilla del río. Y luego hay muchísimos conciertos. En ese sentido me recordó a Venecia, casi cada iglesia tenía sus propios conciertos. Lástima que en Praga a veces te hacían pagar para entrar en los sitios aún cuando el concierto no se hacía. Aunque eso tiene un ejemplo muy claro en días posteriores.

La primera visita que hicimos a una torre fue la “Old Town Bridge Tower”, fue diseñada por Petr Parlér, construída en el siglo XIV. Tiene 47m de altura. Una cosa muy curiosa es que empezó a ser construída el 1357/7/9 a las 5:31 (véase en números 1,3,5,7,9,7,5,3,1). Tiene muchísima simbología buscada por el mismo Carlos IV, pero si me pusiera a explicarla moriríamos todos en una sesión de historia y astronomía. Añadir que los suecos atacaron, durante la Guerra de los Treinta Años, parte de la torre, por lo que hay una fachada con una placa recordando el momento y la lucha.

Una vez subidas las escaleras, vistas las vistas –wow- y bajado de nuevo, tomamos dirección al famoso reloj. Antes pasamos casi sin buscarlo por el Klementinum, originalmente un colegio jesuita. Ahora pertenece a la Biblioteca Nacional donde se encuentran la Torre Astronómica y la biblioteca barroca con frescos, etc.

Acabamos saliendo por la calle Karlova. Es una calle no muy ancha, empedrada, prácticamente peatonal y llena de tiendas de souvenirs, bares, rinconcitos para fotografiar y gente con informaciones sobre conciertos y obras de teatro. Esa calle bien podría decirse que conecta la zona del puente con la Plaza de la Ciudad Vieja [Staromêská Námêstí /Estaromieskaa Naamiestii/ *ella lo pone por si a alguien le hace gracia el tema pronunciación*], muy importante en Praga ya que han pasado muchísimas cosas durante su historia (y algunas bastante crueles).

Lo primero que pensé es que para quedar un cuarto de hora o más para en punto, ya había mucha gente allí de pie, frente al reloj astronómico, esperando. El reloj data del 1338 y la verdad, es bastante curioso de ver, pero eché en falta dos ojos más para poder ver todo lo que hacía. Forma parte de la fachada del Ayuntamiento y su torre, pero como subí días después lo explicaré con más detalle entonces.

En la plaza había un mercado medieval. Al parecer siempre hay cosas y, en Navidad por ejemplo, es en esa plaza donde montan los mini-puestos para vender cosas. Nos quedamos mucho rato en aquella plaza. Habían puestos de salchichas enormes, cerveza, jamón de Praga, granizados… y un postre que es una pena porque no recuerdo el nombre. Creo recordar que en días posteriores les hice una foto, ya lo pondré.

Comimos allí porque teníamos un hambre que nos iba a dar un soponcio, visitamos el Templo de la Virgen Maria de Týn. Es curioso ver como se puede ubicar la iglesia gracias a sus dos torres góticas. Si no fuera por ellas quedaría totalmente tapada por las casas de su alrededor. De hecho para llegar tienes que ir a través de una pequeña calle. Y…¡se nos acabó la batería de la cámara! (Oh Mein Got no! xDDD) Nah, fue más el dolor de pies y el cansancio lo que nos hicieron echar hacia atrás de nuevo. Por lo que volvimos a la zona del hotel. Como no tengo fotos tengo serias dudas de lo que hicimos después de eso, pero creo que comimos tan tarde que se nos hizo de noche pronto, volviendo al hotel y eso... Eso si, luego volvimos a salir a dar una vuelta nocturna. Praga de noche en fotos, etc, da la sensación de ser una ciudad muy oscura, pero cuando te encuentras allí pocas son las veces en las que te incomoda eso. Andando, andando… llegamos a un edificio conocido como el Teatro Nacional.

Vaaaleeee… ahora recuerdo el momento sin fotos. Volvimos por la calle Karlova otra vez desde la plaza del ayuntamiento. Como vimos que todavía era pronto lo que hicimos fue pasarnos por una pequeña galería. (abundan las galerías y tiendas bajo metros, etc, supongo que ya imagináis que es por el frío en invierno). Estaba dedicada también a tiendas para turistas y eso, pero fue algo entretenido con las muñecas rusas, joyas, bebidas, etc. Cuando salimos por el otro lado vimos un bar a la orilla del río y nos entraron unas ganas incontrolables de sentarnos allí a tomar algo. Así lo hicimos, mientras el sol poco a poco iba pensándose lo de irse a dormir. Y ya. Enlacemos de nuevo con el Teatro Nacional. Conectando…

Conexión realizada. El edificio en cuestión fue construido a base de una colecta popular y está decorado con obras de los famosos artistas checos del S.XIX. Paseamos por la calle Národní –que no sé, no me gustó tanto… aunque no me importaría tener un piso allí - Yo ya no sabía por dónde tirar, porque quería ver la fachada de una iglesia, pero no sabía qué camino era más adecuado. Total, andamos otro montón, por fin llegamos a la placita de la iglesia, la vimos y eso –por fuera, claro. Y acabamos de nuevo en Stáromêská Námêstí, donde cenamos tranquilamente junto al reloj astronómico, siempre con gente alrededor.

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